Tú y yo seremos muy buenos amigos, pero aún no lo sabes.



Luego de visitar las Islas Espóradas, nuestro siguiente codiciado destino era Litóchoro, o cualquier lugar aledaño al Monte Olimpo. Conseguimos alojamiento en un camping, en la zona de Plaka, bien cerca de la playa, donde dejamos todas nuestras pertenencias para poder recorrer las montañas lo más livianos posible. Como era un día muy caluroso, decidimos emprender el ascenso por las montañas a eso de las 18.30-19 hs. con intención de pasar la noche en el primer refugio, el cual estaba a 10 km. Oh, pobres inexpertos fuimos, pobres almas ilusas, en no ponernos a pensar; ¿Cuánto se tarda en recorrer 10 km, cuando el camino es constantemente una subida o una bajada entre las montañas? Y sobre todo cuando uno no tiene la costumbre. He aquí amigos, una de las aventuras viajeras... Cuando el sol se estaba poniendo, y sólo quedaba la luz del atardecer, pasamos por un puente, que cruzaba una especie de arroyo que recorría las montañas. Seguimos caminando varios metros más, pero en el camino había vegetación que tapaba la poca luz que quedaba. Era un lugar nuevo y desconocido para nostros, y el camino estaba indicado con pequeños carteles que aparecían cada tanto, así que le dije a mi novio:
-¿Y si volvemos al puente a pasar la noche? Ahí al menos sabemos que no hay bichos.

Porque claro, hacía media hora me había cruzado con una pequeña serpiente entre las piedras... Y eso hicimos, pasamos la noche en el puente... Pero mi novio por seguridad no quería dormir, quería quedarse despierto, y yo le hice la segunda... Pasamos un poco de frío, porque habíamos ido ligeros. Ni bien amaneció, seguimos camino hasta el primer refugio sin haber dormido... Menos mal que no habíamos seguido de noche anterior, porque descubrimos que faltaba la mitad del camino!!. En el primer refugio no había para dormir, sólo para comer e ir al baño... Luego de 10 km de caminata estábamos sólo a 1100 m de altitud de los 2919 m totales. Luego de desayunar en el "refugio" a las 9 de la mañana, con todo el sueño encima de la noche sin dormir y la caminata, mi novio me dijo que no quería seguir subiendo, que quería usar las fuerzas que le quedaban para volver... Con mucha frustración, se lo concedí, ya que no iba a separarme de él en el viaje... Al refugio en el que estábamos se podía llegar en auto, de hecho, muchas personas que pretendían llegar a la cima del Monte Olimpo lo hacían desde allí, pero para eso debías contar con transporte propio, ya que ningún bus va hacía allí, por eso nosotros subimos desde Litóchoro. Como mi novio estaba empecinado en no volver por la montaña por el cansancio, decidimos volver caminando por la carretera, eran 10 km pero con menor pendiente... Tuvimos la suerte de que pasó una camioneta a la que le hicimos dedo, y nos llevo hasta Litóchoro, fue la felicidad misma!! De ahí tomamos un bus hasta el camping, donde dormimos todo el día, y cuando ya era de tardecita, nos levantamos para disfrutar de la playa!!




Tan sólo de escribir esto vuelvo a amar las vacaciones... Aunque lamento no haber llegado a la cima, -tal vez para Zeus no éramos dignos-, amo la posibilidad de hacer lo que quiero cuando quiero y hasta donde quiero, sin horarios, placer que uno disfruta en los viajes...


En Litóchoro, dirigiéndonos a la entrada de la montaña. 
El comienzo.

Paisajes llenos de vegetación.

Hacia adelante o hacia atrás, sólo se veían montañas, y según el ángulo, Litóchoro cada vez más chiquita.


Al amanecer, retomando el camino.


Más puentes cruzando los arroyos entre montañas.



Las curvas de nivel del Monte.

En el primer refugio, donde se podía acceder en auto, antes de volver.

Disfrutando la playita de Plaka, a metros del camping.



Ph: Inda Morena y Javier Ángeles.

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No temo morir... pero me aterra morir con el rótulo de cobarde.